Ante todo feliz año 2011, queridos compañeros de tertulia. Para que comencemos el año con renovadas energías y nuevo ánimo, os dejo un texto de san Agustín donde nos cuenta los problemas de disciplina con sus alumnos y cómo por ello pidió traslado a Roma.
Porque mi determinación de ir a Roma no fue por ganar más ni alcanzar mayor gloria, como me prometían los amigos que me aconsejaban tal cosa -aunque también estas cosas pesaban en mi ánimo entonces-, sino la causa máxima y casi única era haber oído que los jóvenes de Roma eran más sosegados en las clases, merced a la rigurosa disciplina a que estaban sujetos, y según la cual no les era lícito entrar a menudo y turbulentamente en las aulas de los maestros que no eran los suyos, ni siquiera entrar en ellas sin su permiso; todo lo contrario de lo que sucedía en Cartago, donde es tan torpe e intemperante la licencia de los escolares que entran desvergonzada y furiosamente en las aulas y trastornan el orden establecido por los maestros para provecho de los discípulos.
San Agustín, Las Confesiones, Libro V.
Francisco Belda de la Santa
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