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domingo, 13 de febrero de 2011

Sobre el libro reglas y consejos sobre investigación científica de Santiago Ramón y Cajal.

La editorial Planeta DeAgostini puso a la venta hace unas semanas una colección titulada grandes pensadores españoles. Me pareció una idea excelente ya que el pensamiento y la filosofía española no se valora como se merece frente a otras, como la alemana, la francesa o la británica. Incluso en nuestros planes de estudio de bachillerato, la filosofía española, tiene una mínima presencia y se limita a Ortega y Gasset, como si no hubiera otros filósofos anteriores y una larga tradición de filosofía española. Quizá esto se lo debamos al mito de la leyenda negra. Que desde otros países se quiera infravalorar la filosofía española es entendible, pero hacerlo desde España no lo es tanto, a no ser que exista una especie de arrepentimiento por nuestra historia por parte de las autoridades políticas y envidia de la historia de otros países europeos, idea esta, producida, según otros, por la leyenda negra. Idea falsa.
En fin, como decía, me parece una excelente idea poner en valor el pensamiento y la filosofía españolas.

El libro de Ramón y Cajal, reglas y consejos sobre la investigación científica, es excelente. Pertenece a su discurso pronunciado en su ingreso en la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales en 1897, aunque con múltiples retoques, según nos dice el propio Ramón y Cajal. Prologado para otra edición años más tarde por Severo Ochoa, afirma éste que debería ser de lectura obligatoria para los alumnos de bachillerato. El libro es de fácil lectura, acertado en sus afirmaciones y, sobre todo, transmite la pasión por la investigación científica en particular y el deseo de saber en general. Para ello rompe el mito del genio, afirmando que los que consideramos grandes genios de ciencia y del saber general son personas más trabajadoras que geniales y que esto conveniente saberlo para que los jóvenes investigadores no se desalienten por creer que nunca podrán superar a esos grandes genios.

El libro nos muestra a un Ramón y Cajal, no sólo de gran formación científica, sino, y esto es lo sorprendente, filosófica y literaria, lo cual, esta es la tesis de este artículo, rompe la dicotomía ciencias y letras, tan difícil de superar entre las ideas de nuestra época. Os dejo el siguiente texto donde se muestra la crítica a esa dicotomía. Pertenece al capítulo IV del libro, titulado, lo que debe saber el aficionado a la investigación biológica. Cultura general.

Los estudios filosóficos constituyen, sobre todo, buena preparación y excelente gimnasia para el hombre de laboratorio. No deja, ciertamente, de llamar la atención el que muchos ilustres investigadores hayan llegado a la ciencia desde el campo de la filosofía (…) El especialista trabaja como una larva, asentado sobre una hoja y forjándose la ilusión de que su pequeño mundo se mece aislado en el espacio, el científico general, dotado de sentido filosófico, entrevé el tallo común a muchas ramas.

Francisco Belda de la Santa.

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