ACCESO AL BLOG


lunes, 1 de noviembre de 2010

Sobre el "fracaso escolar"

La reflexión sobre la educación, la filosofía de la educación, está presente como tema capital en todo filósofo desde la antigüedad hasta nuestros días. Platón, Aristóteles, Plutarco, Séneca, Rousseau, Savater etc. han reflexionado abundantemente sobre ella. Las teorías modernas a veces se parecen a las antiguas, sólo que cambiando la terminología. ¡Cuánto se parecen el aprendizaje significativo a la mayéutica de Sócrates o el cognitivismo de Piaget, la etapa de las operaciones abstractas, con el conocimiento abstractivo, por abstracción, de Aristóteles, por no hablar de la influencia de Rousseau en materias como educación para la ciudadanía, ciencias para el mundo contemporáneo cuyo principio, entre otros, es una vuelta a la naturaleza. Preguntas como ¿qué es educar?, ¿en qué debe educar la escuela?, ¿cuál debe ser el procedimiento de enseñanza para el aprendizaje etc.? son temas de reflexión, de debate y de enorme polémica. Actualmente, la pedagogía, la psicología, la sociología, e incluso, la neurología dan respuestas, que no soluciones, a estas cuestiones. El problema educativo es tema central de la política de cualquier Estado. Es un tema de una extensión e intensión tan enorme que podríamos hacer un blog monotemático sobre el asunto. Pero el motivo de las presentes letras no es este, sino tocar un punto de este amplio problema. Aquí voy a poner en duda la siguiente evidencia que a mi juicio se da en el debate actual: ¿por qué el llamado “fracaso educativo” es un problema y responsabilidad del sistema educativo? La prueba de que esto se toma como juicio categórico es que hasta la fecha, cada gobierno ha cambiado el sistema educativo, en mayor o menor profundidad para evitar el “fracaso educativo”, lo que implica echarle la culpa al sistema.
Mi opinión es que la culpa no es del sistema. El sistema ya no puede dar más oportunidades, ser más flexible, como dicen, para que los alumnos puedan obtener el título en educación secundaria obligatoria, como mínimo. Se aprueba sólo con un cinco (el examen de conducir, por ejemplo, exige bastante más de un cinco y todo el que se lo propone lo consigue), hay programas de diversificación, adaptaciones curriculares, apoyos, desdobles y, por si fuera poco, se permite titular con dos e incluso tres suspensas. Algunos afirman que estas medidas no se aplican bien, bien por falta de preparación del profesorado o bien por falta de recursos materiales, pero yo creo que no es cierto, y aunque fuera así en algunos casos, no se justifica el 31% de alumnos que no consigue el título en educación secundaria obligatoria. En España las comunidades autónomas que más invierten por alumno no son las que obtienen mejores resultados.
Ahora el PP, que parece que puede ganar en 2012 afirma que cambiará el sistema educativo, es decir, hará una nueva ley para evitar ese fracaso escolar, pero qué es cambiar el sistema, qué puede hacer esa nueva ley, al final se quedará en quitar y poner, mover, algunas asignaturas y cambiar los nombres de las cosas, es decir, introducirnos otra terminología como lo fue la LOE respecto a la LOCE o ésta respecto a la LOGSE.
Y si la causa no es del sistema, ¿cuál es? Sólo queda el propio alumno y las familias. El alumno no es un autómata, un idiota, que hasta los 16 años carezca de voluntad, como algunos afirman, estableciendo así unos principios pedagógicos erróneos, por tanto el alumno puede ser culpable de su propio fracaso. Y también lo es la familia, cuando esta no dedica el tiempo necesario, que no es mucho, a vigilar la marcha de sus hijos, asesorados por los profesores. Es como si el enfermo no quisiera seguir las directrices del médico para curarse. Como mantenían Sócrates y Platón, la ignorancia es una enfermedad, en este caso, del alma.
Y por último, otro error pedagógico, mantenido por personas tan influyentes en España, como José Antonio Marina, es que todos tenemos por naturaleza la misma inteligencia, o sea, que nacemos genios (así lo dice él) y es la sociedad (familia, escuela) la que nos estropea la genialidad. Se parece al mito del buen salvaje. Esto no es cierto, no todos somos igual de inteligentes. Y la causa es social, pero también se debe a que por naturaleza no todos tenemos la misma inteligencia, como no todos tenemos el mismo cuerpo.
En conclusión: no por cambiar el sistema educativo, se acabará con el “fracaso escolar”. Yo creo que ese no es el medio. Como afirmaba La Rochefoucauld: Si tuviésemos suficiente voluntad casi siempre tendríamos medios suficientes.

Francisco Belda de la Santa.

0 comentarios: