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lunes, 15 de febrero de 2010

LA NUEVA GRAMÁTICA DEL ESPAÑOL

En 1492 no sólo se descubrió América, se conquistó Granada, entre otros acontecimientos, sino que se publicó la primera Gramática de la lengua española, un monumento filológico y un avance de modernidad, que anticiparía la norma escrita de un idioma moderno.

Antonio de Nebrija nos daba con esta publicación una nueva dimensión de una lengua considerada hasta entonces como vulgar. El gran humanista dignificaba y daba sentido a un sustrato hablado, que terminaría convirtiéndose, en la primera lengua del mundo, después del mandarín – que sólo se habla en China - .

Cinco siglos después, el español recibe de la Real Academia Española y sus equivalentes americanas una nueva Gramática que recoge la unidad y la diversidad, al mismo tiempo, de este idioma.

Nebrija presentó aquella primera Gramática a la Reina Católica. Casi tres siglos después, en 1771, una comisión de la Real Academia Española ofrecía a Carlos III, la primera Gramática académica, y el pasado 10 de diciembre, los Reyes ampararon con su presencia este trabajo de once años, en colaboración con las Academias de las Lengua americanas y filipina. Reconocía el director de La Real Academia, Víctor García de la Concha, la necesidad de actualizar una Gramática que recogiera la norma académica, por la que debemos regirnos todos los hispanohablantes. Se trata de una obra moderna y compleja, en la que no sólo se encontrarán normas, sino también, reflexiones, disquisiciones, discusiones y puntualizaciones. Una gramática abierta para una lengua abierta, porque la lengua no cabe en 4.000 páginas.

La nueva Gramática resulta ser un monumento a la inteligencia y al esfuerzo científico, y, aunque está pensada para profesionales, será una obra de aceptación popular. Todos buscamos el “cómo se dice” correctamente esto o lo otro, y en esta Gramática lo vamos a encontrar.

A través de ella descubrimos que los tiempos de inflexible autoritarismo quedaron atrás, y empezamos a descubrir que el español de España es una minúscula parte del Español del mundo. Comenzamos a conocer la anchura de una lengua inmensa, melodías verbales, infinito vocabulario, neologismos castizos y una amplísima variedad de usos, propios de una lengua tan rica como la nuestra en matices.

Esta nueva Gramática, como el eficacísimo Diccionario Panhispánico de dudas, o como la Ortografía, que verá la luz próximamente, y por supuesto, el Diccionario Académico, nos hacen ver el maravilloso artificio de la lengua, nos pasean por las estructuras gramaticales, los sonidos, las palabras, las relaciones entre ellas, la Sintaxis, en definitiva, nos hacen vivir la aventura inconmensurable de nuestra lengua , nuestro patrimonio, mediante el cual nos damos a conocer.

Cervantes, Delibes, Cela, Gabriel Gª Márquez y tantos otros han puesto la magia de su genialidad en nuestros corazones, nos han hecho estremecernos, reír y llorar, sentir la emoción estética a través de las palabras, y han contribuido con la arquitectura de estas a dignificar nuestro idioma.


Aplaudamos la labor de Nebrija como primer defensor de nuestra lengua, de la Academia por su empeño en mejorarla, y, esforcémonos todos por contribuir con su buen uso al esplendor de este idioma que es nuestro mejor legado cultural.

Pilar Rodríguez Jiménez

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