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jueves, 20 de agosto de 2009

Viajar y leer, que diría Cervantes.


Hola compañeros de tertulia, he estado un tanto alejada de estos espacios de La Vega por encontrarme de viaje, pero de vuelta ya a estos terruños manchegos abro de nuevo páginas y leo vuestras intrigas palaciegas sobre la emoción y razón aderezadas por Jesús y Paco.

Seguramente “monta tanto” y el equilibrio se sustenta precisamente en esa dosis compartida entre el sentimiento y la razón, aunque ya sabéis que hay razones que el corazón no entiende. No es precisamente el hombre un estanco de departamentos en el que en el primero viva la pasión, en el segundo la razón, en el tercero los sentimientos, y nos dediquemos a subir o bajar por ellos con la cautela precisa para equilibrar visitas. Todo es mucho más complejo o simple a la vez de lo que pensamos.

Traigo ahora a colación las palabras de Cervantes cuando dice “ dos cosas importan mucho al hombre que son viajar y leer, ambas se complementan y abonan su espíritu”.

Después de este mes viajero, os tengo que decir que me sumo a esta máxima cervantina, y, aunque los libros son el mejor aditivo de la vida, si no se viaja, si no se recorre un trozo del mundo, si no deleitas tus ojos con las grandezas de la naturaleza o las edificadas por el hombre, si no visitas otras culturas y hábitos, si no rememoras colores e idiomas diferentes, parece que tu mundo se empequeñece y recorta haciéndote un miope de la existencia.

Reconozco que me gusta mucho leer, pero que viajaría con la mochila en la espalda como única compañera, si no pudiera de otra manera, con tal de viajar, y digo ser viajera y no turista, que tienen sus diferencias.

Una lanza a favor de traspasar otras fronteras, de coleccionar en la pupila grandiosas plazas, fachadas laureadas de flores, piedras monumentales, playas intrépidas, puestas de sol en otros horizontes, frutas variadas en diferentes mercados, el placer auténtico de saborear tantos rincones del mundo realmente maravillosos.

Todavía quedan algunos días antes de empezar el rito sptembrino del trabajo, aprovechémoslo para acercarnos a esa vereda o ese pueblo sumergido en la montaña y ansioso por contarnos historias remotas de ancestros ya desaparecidos. Vamos?

Un abrazo a todos.

Pilar Rodríguez

3 comentarios:

Tertulia La Vega dijo...

¿Qué tal Pilar? Pues sí, estoy de acuerdo contigo y con Cervantes: leer y viajar. Para mí la manera más bonita de viajar, como más disfruto del viaje, es leyendo sobre los lugares a los que voy a ir para que, cuando llegue allí, sepa lo que estoy viendo. Cuando uno viaja y no sabe lo que ve o cuanto menos sepa sobre lo que tiene delante de sus ojos, menos disfrutará del viaje. Por esto, también, cuando uno llega a un lugar le gusta que le informen acerca de él, de su historia, de sus monumentos etc.

Francisco Belda de la Santa.

Tertulia La Vega dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Tertulia La Vega dijo...

Pilar, envidia sana es lo que despierta en mi tu reflexión en torno a viajar.

Gracias por tu aportación a la tertulia. Viajar y leer, serán dos consignas de las que tomaremos nota en adelante y situaremos en el centro de nuestro proyecto de tertulia. Yo, si me permites, le sumo un tercer eje a este mecanismo que debería constituir nuestro "timón de vida": La capacidad de emocionarnos.

Ser y estar vivos necesariamnte implica la capacidad de soñar.

Quizá los que viajamos menos tendremos que imaginar más y escuchar "los relatos de viajes" que nos hagaís los que viajaís más.

La próxima vez que nos reunamos recuerda Pilar que tienes que darnos cumplida y amplia información de tus andanzas veraniegas por esos mundos.

Saludos

josé manuel