Un libro muy especial

CAMPOS DE CASTILLA de ANTONIO MACHADO

Sin dudarlo, el libro que más me ha marcado ha sido Campos de Castilla ¿Las razones? Supongo que por algunas de carácter literario pero, sobre todo, las de tipo personal, casi existencial, que tienen que ver con el momento en que accedo al libro, mis circunstancias personales y los sentimientos que genera.

Recuerdo que es un regalo que recibo con apenas diez años. Aún recuerdo la colección: Pequeño Tesoro.

La tierra de Alvargonzález me hizo sentir miedo. La imagen del hacha asesina colgada en la pared, goteando sangre se me quedó grabada con una claridad que me asustaba y me persiguió algunas noches al recordar la historia. Desde entonces deseé (entre la curiosidad y el misterio) conocer la Laguna Negra.

De los poemas, los que tenían como tema el paisaje, la tristeza del amor perdido y el tiempo.

La añoranza de los campos de mi infancia (yo fui emigrante a los doce años), los campesinos, las cigüeñas en la torre de la iglesia, cada vez más lejanos me hacían releer los poemas que describían la tierra soriana.

Mi adolescencia enamoradiza y tímida me llevaba a imaginar esos paseos con la persona amada, ausente, pero que sientes tan presente (“sentí tu mano en la mía, tu mano de compañera”).

Por último, tal vez por esa sensación de ruptura que supone la emigración, la idealización de tiempos pasados, el deseo de retener ciertos momentos cuando vuelves a los escenarios de la infancia feliz, me hicieron sentir una prematura preocupación por el tiempo que también aparece como obsesión machadiana en muchos versos.

Pero, sobre todo, creo que fue su sencillez.

José Ángel Bermejo

(miembro de la Tertulia Campanilla)